El pasado 9 de mayo, escuchamos a Adolfo Nicolás S.J., hablarnos de la MISIÓN DE DIOS; la misión que tenemos en común todos los cristianos y que está por encima de las obras y misiones de cada persona o congregación. Porque es de Dios. Y que en ella cabe la colaboración de todos y en todo (educación, pastoral...); que cualquier colaboración es importante; solo hay que verla con perspectiva. Nos contaba cómo un picapedrero picaba piedra y uno le preguntó: "¿qué estás haciendo?" y le contestó: "ya lo ves; picando piedra". Otro le hace la misma pregunta y le responde: "Pues estoy dando forma a esta piedra para que me encaje aquí, en esta columna". Un tercero le pregunta lo mismo y dice: "Estoy construyendo una catedral". El trabajo es el mismo, pero se puede ver con más o menos perspectiva. Nos contaba que el Espíritu Ignaciano lo que hace es provocar un crecimiento hacia Dios; y que ese crecimiento se traduce en cambios personales; éstos provocan cambios en las relaciones, y éstos, cambios en la sociedad. Y nos dió algunos consejos sobre cómo cambiar la imagen que nuestros hijos tienen de la vida consagrada, del sacerdocio y de la Iglesia. Dice que acostumbremos a nuestros hijos a pensar en grande, a preocuparse por lo que pasa en el mundo, por la ecología y por los pobres. A continuación, celebramos todos juntos la Eucaristía. Aquí teneís un enlace para ver su homilia en youtube: http://youtu.be/IFVfEAgwzo0 |